domingo, 19 de agosto de 2012

Una verdadera historia de amistad y lealtad (Video)

John Unger camina despacio, tanto como su compañero y amigo Schoep - un pastor aleman de 19 años

afectado de artritis severa- hasta que llegan al lago Superior, en Bayfield.

Allí, ya en la orilla, Unger carga a Schoep en brazos y se sumerge con él en el agua. Liberado el animal del peso de su cuerpo, siente cómo el dolor que desde hace semanas no le deja ni dormir desaparece, se esfuma en las aguas del lago y le permite cerrar los ojos, acomodar su cabeza en el pecho de su dueño, y conciliar el sueño.

Los dos, perro y dueño, pasan así horas cada día. Es la única forma que ha encontrado Unger para aliviar a su canino amigo, un guardián, dice él, que le ha salvado la vida. Juntos desde hace casi dos décadas, Schoep y John han vivido momentos duros, o más bien los ha vivido John con la ayuda de su perro. "Gracias a él estoy vivo. Impidió que me quitara la vida".
Cuenta John que la ruptura con su prometida -cuando Schoep llevaba unos meses en casa- le sumió en una depresión tan profunda que le llevó a pensar en el suicidio, pero la presencia de su amigo de cuatro patas lo impidió.

"Creo que no estaría aquí si no hubiera tenido a Schoep esa noche. Me sacó de eso. No sé cómo explicarlo. Solo me sacó de eso... Quiero hacer lo que sea por este perro porque me salvó la vida".

Para el recuerdo

Consciente de que a su amigo puede no quedarle mucho tiempo de vida, John pasa las horas en el lago y esa, su unión en los malos momentos, es la imagen que ha elegido para recordar a su mascota, a su amigo, cuando ya no esté.

Para ello pidió a la fotógrafa profesional Hanna Hudson una serie fotográfica que ella hizo y después colgó en la red Facebook.

En menos de 24 horas la imagen de John y Schoep en el agua se había convertido en un fenómeno social.

Una historia de amor entre un perro y su dueño que ha conmovido, incluso, al Bay Area Animal Hospital, un centro médico que ha ofrecido a John sesiones de terapia con láser que parecen estar relajando al animal y aliviándole los dolores.

¿Gratis? No, con las donaciones que cientos de miles de internautas han hecho a la pareja de amigos para que puedan pasar muchas más tardes de lago juntos.

Algo de historia

John Unger recogió un día, hace muchos años, a un perro de apenas ocho meses que había sido maltratado por sus dueños y no dudó en adoptarlo. Le puso el nombre de Schoep, un popular helado de Wisconsin (EEUU), y desde entones no se ha separado de él. Pero ahora, 19 años después, Schoep tiene artritis y sufre terribles dolores. Unger averiguó que el agua tenía efectos terapéuticos en el animal, y por eso le lleva cada día al lago Superior y le baña cariñosamente para aliviarle el sufrimiento. Una amiga de Unger llamada Hannah Stonehouse, propietaria de una agencia de fotografía, le acompañó un día y disparó varias veces su cámara. Una de estas imágenes ha llegado al corazón de miles de personas.
En una entrevista publicada por el 'Duluth News Tribune', Unger cuenta su relación con el animal, cómo encontró a su perro Schoep y cómo el animal le salvó la vida cuando estuvo a punto de suicidarse tras la depresión que sufrió al ser abandonado por su novia. También narra la historia de la foto. Hanna Stonehouse cuenta que fue en una sesión improvisada: "Habíamos intentado quedar durante semanas, pero mi agenda con la agencia no me dejaba. Finalmente nos citamos y en apenas cinco minutos conseguí la foto. No es una pose, odio las poses, nunca captan la verdadera esencia de nada".
La fotografía ha recibido centenares de miles de visitas, se ha compartido más de 200.000 veces y ha sido objeto de reproducciones en camisetas, poster en incluso tazas. Una muestra de su popularidad es que la imagen ha propiciado una colecta espontánea para sufragar un tratamiento por láser de la artritis de Schoep.
El poder de una imagen sin poses
La historia de John Unger y su perro, Schoep, es tan conmovedora que inmediatamente acaparó la atención de los medios y movilizó a cientos de usuarios de las redes sociales que hoy contribuyen con alimento y tratamientos para mejorar la salud del pastor alemán que está ciego y sufre de artrosis, producto de sus 19 años. Es que no se trata de una simple relación amo-perro, sino que la vida los cruzó para acompañarse y, desde entonces, se eligieron como compañeros de vida para protegerse en los buenos y peores momentos de sus vidas.
Hay algo que los unió desde el principio: el Lago Superior en Michigan, donde hace unos años Unger intentó suicidarse debido a una profunda depresión tras la ruptura con una de sus ex parejas. Fue Schoep –víctima de maltrato de sus ex dueños y adoptado por Unger a los 8 meses- quien se sumergió en el lago y salvó a su amo de la muerte, pese a temerle al agua.
“Schoep (nombrado así por una popular marca de helados en Wiscosin) tenía una mirada como en ningún otro momento. Él sólo me sacó de ese momento y caminamos el resto de la noche hasta el amanecer”, relató su amo.
Años después, fue Schoep quien necesitó de la ayuda de Unger, debido a su ceguera y a una dolorosa artritis que no lo dejaba descansar. Fue allí, cuando su amo descubrió que la temperatura del agua del Lago relajaba y aliviaba a la mascota al punto de hacerlo quedarse dormido en los brazos de su dueño, quien había logrado ganar su confianza.
Esa emotiva imagen de ellos dos abrazados en el lago fue fotografiada por Hannah Stonehouse Hudson, propietaria de Stonehouse Photography y amiga de Unger y publicada en el Facebook, lo que generó miles de comentarios de gente dispuesta a ayudar con tratamientos, dinero y alimento para el animal.
“Tenía 5 minutos para fotografiar y esto es lo que capturé –un hombre y su perro-. John ama a su Schoep y Schoep confía tanto en él que se queda dormido flotando en el agua. No fue una foto posada. Esas nunca, nunca pueden capturar la verdadera esencia de las cosas”, dijo.
Debido a su condición médica, Unger no tiene un empleo estable. Nunca imaginó que la fotografía que para él es tan sólo un acto puro de amor iba a desencadenar en que mucha gente se interesara en ayudarlo a costear los gastos del veterinario y alimentación. Una mujer pagó una terapia láser para las articulaciones del animal. Y las donaciones fueron incrementándose cada vez más.
Unger reconoce que su perro ya es adulto, pero busca por sobre todas las cosas que en su día a día prime la calidad de vida del animal. “Yo sólo espero que se vaya mientras duerme”, dijo.
 
(Con información de Opinión.com.bo, Diario Córdoba.com y Clarín.com)

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