lunes, 6 de febrero de 2012

En la cárcel logra maestrías y va por doctorado

Cuando llegó a prisión, hace 10 años, la vida de Alberto Luna parecía ir en picada, con una larga condena por tratar de llevar cocaína a Europa.

Pero ahora, a unos meses de salir de prisión, el hombre de 42 años de edad tendrá una segunda oportunidad que se dio él mismo, con el apoyo de su familia y las autoridades penales, pues no sólo se tituló como abogado, también hizo una maestría en Derecho Penal, otra en Criminología y está a punto de concluir un doctorado.

Desde la biblioteca del Reclusorio Oriente, en donde pasa casi todo el tiempo, Alberto se muestra reacio a contar por qué cayó preso, pues dice que su vida anterior no tiene ninguna comparación con la actual.

Antes de ser detenido terminó la carrera de Derecho en la Universidad del Valle de México, pero no se tituló y le prometió a su padre que salvaría ese trámite y que además se reinsertarla en la sociedad como profesor.

Dos días después de ese juramento su padre falleció, y Alberto dice que ese hecho lo impulsó a redoblar esfuerzos para cumplir su compromiso.

En alrededor de dos meses logró titularse y tras dar una entrevista televisiva, una amiga de la escuela lo reconoció y buscó para darle su apoyo. La petición de Alberto fue que lo ayudara a realizar una maestría.

"Pido el apoyo a la institución y les parece algo novedoso, se ponen en contacto con la universidad (Centro de Estudios Avanzados de las Américas, Universidad en Línea), lo que solicitan es la computadora para poder hacer mis tareas", recordó.

Para que un reo pueda superarse, considera, se necesitan tres cosas: el apoyo de la familia, del Sistema Penitenciario y que la sociedad confíe en la reinserción de los presos.

"Yo tengo otra perspectiva de las cárceles, yo no te puedo hablar de drogas o extorsiones, cada quien labra su propio camino, si te apegas al reglamento, las autoridades te apoyan, no es como dicen que las prisiones con caldo de cultivo para la delincuencia, para mí lo es, pero para el conocimiento", asegura.

En prisión, Alberto tiene acceso a una computadora, pero no está conectada a Internet, por lo que su familia acudía cada semana para recoger su material, subirlo a la red y entregarle las correcciones que le enviaban sus asesores.

"Con base en estar dando clases, convivir con otros compañeros preparados, y mi familia, es así como en 2010 alcanzo el grado de maestro en Derecho Penal, y en 2011 una segunda maestría en Criminología", dijo Alberto.

En una de las revistas especializadas en Derecho que le llevaba su familia se enteró de la Universidad Nacional de Educación a Distancia de Madrid, y comenzó a escribirle a los académicos para manifestarles que quería hacer un doctorado.

Sus cartas fueron leídas por el Doctor Jacobo Tópico Gómez Álter, director de la Facultad de Derecho de la Universidad Carlos III, quien contactó a la familia del reo y le envió libros digitalizados para apoyarlo en sus estudios de doctorado.

Una de las esperanzas de Alberto es terminar el doctorado en libertad, pues todo indica que recobrará su libertad en los próximos meses, con lo cual espera cumplir la promesa que también le hizo a su padre: dar clases en una escuela.
(Con información de Nayaritpuntocom)

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